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viernes, 6 de mayo de 2011

Apuntes sobre el conocimiento funcional del cerebro V

Las neuronas espejo, la empatía y la forma de comunicarnos.

Hace un poco mas de 10 años, en el ambiente experimental de un laboratorio, se produjo un descubrimiento que hechó por tierra un paradigma de la neurociencia. La idea tradicional de la clasificación funcional de las neuronas, entre perceptivas (ver objetos, sentir sonidos, etc.), del movimiento y cognitivas, debió ser revisada cuando, "observando" neuronas de la corteza motora en los macacos (específicamente en las áreas F4 y F5), se demostró que éstas no solamente codificaban el movimiento de un brazo del mono, sino también que se activaban al observar dicho movimiento realizado por otro sujeto, sin traducir dicha activación en movimiento alguno. El hecho de reflejar interiormente el movimiento observado derivó en la denominación de neuronas espejo a las responsables de tal acción.
Esquema de cerebro de mono. F4 y F5 coinciden con el área de Broca.

La profundización de las investigaciones llevó al conocimiento de que, dichas neuronas no sólo codifican las acciones observadas, sino también la intención de dichas acciones. O sea el objetivo de la acción. La respuesta de las neuronas espejo resulta ser multimodal, esto es, no sólo reconocen visualmente, sino que también codifican estímulos sonoros y táctiles, y, además, las acciones vinculadas con esos sonidos (el sonido de abrir un maní, se representa cerebralmente de la misma forma que visualizar y realizar dicha maniobra).
Es interesante que, las neuronas espejo del área F4 generan respuestas estructuradas de tal forma que sugieren la existencia de un "mapa" del espacio que rodea al cuerpo, tal como vimos en un apunte anterior (percepción del espacio), lo que seria el mapa del espacio peripersonal. Asimismo, activan los movimientos del brazo del mono en ese espacio. Estas dos funciones totalmente diferentes que se manifiestan en un sólo grupo de células, indicaría que el mapa del espacio que rodea el cuerpo es un mapa de los movimientos potenciales que realiza el cuerpo, y que ésto (o sea la percepción y la acción) es un proceso unificado en el cerebro.
El proceso del reconocimiento del movimiento, o intención, se instrumenta en una suerte de simulación o imitación interna de los actos observados. Dado que nuestros propios movimientos están asociados a intenciones específicas, la activación en nuestro cerebro, cuando vemos a otras personas realizar estos mismos movimientos, de las mismas neuronas que usamos para realizarlos, puede permitirnos comprender sus intenciones.
Este mecanismo, apoyado con experimentos de captura de imágenes permite respaldar de manera contundente la hipótesis de que comprendemos los "estados mentales" de los otros simulandolos en el cerebro por medio de las neuronas espejo. Fundamentalmente por las conexiones y, la activación conjunta observada, entre las áreas con neuronas espejos y el sistema límbico, en especial la amígdala y la ínsula que representa la conexión entre ellos. Recordemos que el sistema límbico es el "administrador" de las respuestas emocionales (amígdala).
Dice Iacoboni, "pareciera que el cerebro estuviera hecho para producir reflejos, y que fuera sólo a través de ellos (a través de la simulación que hacemos en el cerebro de la experiencia que sienten otras mentes) que entendiéramos cabalmente lo que sienten otras personas".(Recomiendo la lectura del cuento: "El marciano" de Ray Bradbury, escrito en 1950. Es a mi entender una metáfora fantástica de la empatía y las neuronas espejo!)
Es interesante resaltar las implicancias de la empatía maternal o sea, el reflejo especular como un poderoso mecanismo para entender los estados emocionales que vinculan a padres e hijos. Si establecemos que la imitación o capacidad de imitar, que está considerada hoy una característica intrínseca del comportamiento humano, es una manifestación de la actividad del sistema de neuronas espejo. Que ésta capacidad la manifestamos desde tan temprano como son las primeras horas después de haber nacido (Meltzoff, A.N."Imitation of facial... by human neonates", Science 198, 1977, pp. 74-78), en el trabajo de Meltzoff a los 41 minutos de vida. Que el cerebro del recién nacido no posee habilidades cognitivas altamente sofisticadas. Que éste mecanismo de imitación realizado por neuronas relativamente simples y activas al nacer, apoyaría la hipótesis de que aprendemos por imitación.Y que, como se ha demostrado en monos, las neuronas espejo tienen la capacidad de incorporar por estimulación, nuevas capacidades e interconexiones (fenómeno conocido como plasticidad neuronal, que no es específico de las neuronas espejo), me resulta imposible no reproducir una frase de James Prescott (1975) con la que, Carl Sagan en uno de los capítulos de su obra Cosmos, nos desafía: "...en un análisis estadístico transcultural sorprendente de 400 sociedades preindustriales ha descubierto que las culturas que derrochan afecto físico en sus hijos tienden a no sentir inclinación por la violencia. Prescott cree que las culturas con predisposición a la violencia están compuestas por individuos a los que se ha privado de los placeres del cuerpo durante por lo menos una de las dos fases críticas de la vida, la infancia y la adolescencia... No comprendemos de modo suficiente la conducta humana para estar seguros de los mecanismos en que se basan estas relaciones, aunque podemos suponerlos... Mientras tanto cada uno de nosotros puede contribuir de modo personal y no polémico al futuro del mundo, abrazando tiernamente a nuestros niños".
Una probable explicación del desarrollo de las neuronas espejo en el cerebro infantil sería así: el bebé sonríe, el progenitor sonríe en respuesta. Dos minutos después se repite la escena. Gracias al comportamiento imitativo de los padres, el cerebro del bebé asocia el plan motor necesario para sonreir con la visión del rostro sonriente. Por lo tanto "nacen" las neuronas espejo correspondientes al rostro sonriente. La próxima vez que el bebé ve que alguien sonríe, la actividad neuronal asociada será evocada en el cerebro del bebé, simulando una sonrisa. Si ésto es así, las neuronas espejo del cerebro infantil "son formadas" por las interacciones entre el yo y el otro. Concepto éste clave para entender el comportamiento social de los humanos, sobre todo la necesidad que tenemos de encuadrar lo más armónicamente posible con nuestro contexto social. Los filósofos fenomenológicos han sostenido, no podemos y no debemos separar artificialmente el yo del otro. Están "co-constituídos", "se iluminan recíprocamente y sólo pueden entenderse en su interconexión", afirman. Es claramente visible esta relación cuando notamos que el yo y el otro se funden de modo inseparable en el desarrollo de las neuronas espejo.

Es también demostrable, el rol que juegan las neuronas espejo en el autorreconocimiento o en el sentido del yo. Las pruebas de imágenes, el estudio de pacientes con lesiones específicas y las pruebas de anulación temporal mediante pulso magnético, localizan a éste, en la circunvolución supramarginal del lóbulo parietal derecho. Donde se detecta interactividad de neuronas espejo.
Es interesante, que el autorreconocimiento, que se correlaciona en los humanos con el sentido del yo, también se observa en otras especies animales, como: primates, delfines y elefantes. En realidad, todos estos animales tienen ricas interacciones madre hijo, que perduran por bastante tiempo. Curiosamente, los orangutanes y los gorilas no pasan la prueba de autorreconocimiento, salvo que hayan sido criados en un entorno con un alto componente humano, lo que implica que el  contexto social tenga una importancia fundamental en el desarrollo de la capacidad de autorreconocimiento.
Cronológicamente, cerca de la finalización del segundo año, los niños comienzan a tener comportamientos que evidencian la identifiación del yo.

También el lenguaje.

La respuesta de las neuronas espejo a la información auditiva es uno de los argumentos que respalda la hipótesis de la vinculación entre éstas células y el lenguaje. Es aceptado que el área cerebral F5 donde se descubrieron, coincide anatómicamente con el área de Broca, el centro cerebral del lenguaje conocido desde hace mas de un siglo.El argumento surge de la consideración de que estas células, al codificar tanto el movimiento como la observación del movimiento, parecen crear una suerte de código común entre dos individuos. Y dado que enviar y recibir un mensaje requiere, respectivamente, producción y percepción y que, a su vez estos procesos deban estar ligados de algún modo y, tener, en algún punto el mismo formato, las neuronas espejo parecen brindar precisamente ese formato común.

Sobre la violencia en los medios.

Nuestra noción de "libre albedrío" es fundamental para nuestra visión del mundo, sin embargo, la acumulación de conocimientos sobre las neuronas espejo, nos está haciendo dar cuenta de que no somos agentes racionales de libre actuación en este mundo. Las neuronas espejo del cerebro, producen influencias imitativas automáticas, de las cuales por lo general no somos conscientes, y que limitan nuestra autonomía por medio de potentes influencias sociales. Nosotros, los humanos, somos animales sociales, pero nuestro carácter social nos vuelve agentes sociales con autonomía limitada.
La mayoría de los análisis sobre violencia imitativa distingue entre los efectos de corto plazo que produce el mirar violencia en los medios y los efectos de largo plazo. Los primeros o sea la imitación inmediata del comportamiento violento, en especial de actos simples de violencia, podría ser explicado por el reflejo especular. De todos modos, si éste mecanismo nos hace imitar lo que vemos, también existe un modo de modular tal comportamiento, lo que nos reduce un enorme problema. En regiones adyacentes del cerebro, se han identificado grupos neuronales que se han pasado a llamar superneuronas espejo, cuya función sería regular a las espejo "clásicas" para evitar la imitación de manera compulsiva, gestionando las formas mas complejas de imitación. Ahora, los efectos de largo plazo de la violencia en los medios, podrían estimular formas complejas de imitación en los individuos expuestos, que no sólo adquieran complejos comportamientos motores coordinados que los tornan agresivos y violentos, sino que también se convencen durante el proceso (de manera inconsciente), de que tal comportamiento es una buena forma de resolver los problemas sociales.
Es obvio que las consecuencias de estas consideraciones tienen una importancia social enorme. Nos obligan a repensar, o al menos, a considerar bajo nueva perspectiva algunos de nuestros supuestos fundamentales de ética, justicia y políticas públicas.

Referencia bibliográfica principal:
Marco Iacoboni. Las neuronas espejo. Ed. Katz 2010

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