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martes, 2 de agosto de 2011

La sinaptogénesis ó la construcción de la individualidad

Conceptos básicos del desarrollo cerebral.

Esquemáticamente podemos describir la organización del sistema nervioso central en unas cinco etapas: la generación de los componentes celulares (neuronas) o neurogénesis; la migración neuronal y diferenciación; la formación de sinapsis y remodelado; el desarrollo de componentes críticos no neuronales y la neurodegeneración o muerte neuronal. Algunos de estos mecanismos de plasticidad (o todos según algunos autores) se encuentran presentes en nuestros cerebros durante todo el ciclo vital. De todos ellos, el crecimiento dendrítico y la formación (o eliminación) de sinapsis (conexiones funcionales entre neuronas) conocido como sinaptogénesis, es el proceso más crítico para el mantenimiento de la naturaleza plástica y la arquitectura funcional del cerebro durante el desarrollo, y, según se ha demostrado también, durante el resto de la vida.
Se han identificado cinco distintas fases de sinaptogénesis en la corteza cerebral de primates, desde la concepción hasta la muerte. Las primeras dos fases, con una baja densidad de sinapsis, ocurren durante la vida embrionaria temprana. Estas son seguidas por una tercera fase de muy rápida acumulación de sinapsis alrededor del nacimiento, se ha estimado en unas 20.000 a 30.000 sinapsis por cada 10 minutos (Ryanne Wiersma-Meems and Naweed I. Syed - 2006). Durante la cuarta fase la densidad de sinapsis se mantiene a un muy alto nivel durante el período postnatal temprano hasta la pubertad. Esto es seguido de una verdadera pérdida de sinapsis durante la pubertad. La quinta fase comienza después de la madurez sexual y se extiende hasta la edad adulta. Esta se caracteriza por una lenta declinación en la densidad de las sinapsis. Observaciones experimentales indican que las fases tempranas de sinaptogénesis (las primeras dos) son procesos robustos de neurodesarrollo determinados por mecanismos intrínsecos y comunes a todo el manto cortical. Las varias fases posnatales coinciden con ajustes finales de varios aspectos de la sinaptoarquitectura, dependientes de estímulos funcionales normales. Estos corresponden con períodos críticos para diversas funciones corticales hasta la pubertad. Dentro de cada una de estas fases, distintas clases de sinapsis aparecen en sucesivas olas de sinaptogénesis, proveyendo el primer ejemplo de una larga lista de eventos de sinaptogénesis discreta que recién se están comenzando a explorar.
"El desarrollo de la neocorteza en los mamíferos es una cascada de altamente orquestados eventos histológicos que incluyen, sucesivamente, la generación y diferenciación de neuronas, la navegación y organización de las proyecciones axonales entre grupos de neuronas, luego la formación y maduración de los contactos sinapticos que constituyen el escalón mayor final de la corticogenesis. Todos estos eventos biológicos derivan finalmente en la individuación, el proceso mediante el cual los individuos resultan diferentes en sus sociedades" (Bourgeois, 2001).
Las interacciones entre factores definidos genéticamente y factores modificadores experiencialmente son cruciales en el desarrollo y maduración morfo funcional del neocortex, dentro del cual la sinaptogénesis es un evento clave.
Asimismo, se conoce desde hace alrededor de 50 años, la existencia de períodos críticos y sensibles durante los cuales esos factores dependientes de la experiencia podrían afectar nuestras conductas de forma permanente. El ejemplo clásico de período crítico es el imprinting de las aves, proceso por el cual las crías deben ser expuestas a miembros de su especie en el término de horas luego del nacimiento para que desarrollen conductas de apego filial adaptativas y preferencias de género apropiadas para su especie (Konrad Lorenz. Premio Nobel 1973 por ésto)(foto).
 El conocimiento actual a revisado el concepto de período crítico, en el sentido de que su "ventana" temporal y su especificidad no son tan estrictos. Y, por ejemplo, el imprinting de las aves domésticas se puede extender en el tiempo en ausencia de estimulación adecuada, o revertirse bajo ciertas condiciones de aprendizaje (Michel y Taylor, 2005). Lo que lleva a pensar que el cierre de un período crítico puede constituir una consecuencia natural de un proceso de aprendizaje. Por todo ello, hoy se prefieren los términos de período sensible u óptimo.
Existen, según se desprende de los respectivos estudios, múltiples períodos sensibles en los sistemas sensoriales. Por ejemplo, en el auditivo hay diferentes períodos sensibles para diferentes aspectos del procesamiento del habla y otros relacionados con aspectos básicos de la percepción musical.
Se ha establecido que la sensibilidad al sonido del habla se originaría en la fase prenatal, mientras que la percepción de un lenguaje específico que depende de la experiencia se produciría entre los 6 y 12 meses de edad. Alrededor de los 5 meses los neonatos pueden discriminar elementos fonéticos del habla de los adultos y tienen la habilidad de imitar dichos sonidos luego de ser expuestos a ellos por sólo 15 minutos.
Lo mismo sucede para el sistema visual, se han identificado diferentes períodos sensibles para agudeza, dirección y procesamiento de rostros. Se ha observado que la finalización del período sensible para una función determinada suele coincidir con la edad en la que dicha función se manifiesta especializada. Por ejemplo, entre los 6 y 12 meses de vida hay evidencia electrofisiológica de estímulos específicos (o sea delimitación de la región cortical activada) que indican la especificidad en el procesamiento de rostros, lo que coincide con el logro de la especialización de dicha función.
Los efectos de la estimulación ambiental sobre el funcionamiento y plasticidad cerebral, son, a mi modo de ver, apasionantes. Obviamente esto ha sido explorado por diferentes investigadores desde el siglo XIX. Uno de los hitos al respecto, fue el producido por el psicólogo canadiense Donald Hebb en 1949. Postuló, sobre la plasticidad neuronal, que: cuando una neurona estimula a otra repetidamente, se produce un cambio en una o ambas células de forma que una de ellas deviene mas eficiente. Pero, tal vez, uno de los conceptos acuñados por Hebb que más le identifica, es el de "ambiente enriquecido", con el que describía los cambios producidos en el comportamiento y en la anatomía cerebral de las ratas, que habían sido expuestas experimentalmente a ambientes complejos en los que se combinaba la estimulación social y sensorial. En realidad él hizo el descubrimiento inverso, ya que observó que las ratas que tenía como mascotas y que habitaban libremente en su laboratorio, tenían comportamientos conductales y de memoria mejores que las que se criaban en condiciones de encierro habitual. Probó luego "enriqueciendo" el hábitat de éstas últimas y objetivó los cambios beneficiosos.
Ejemplo clásico de ambiente enriquecido
Se ha establecido la existencia de dos formas básicas de plasticidad. Una que es común a todos los miembros de una especie y que en base a estímulos particulares guia el desarrollo cerebral por medio de la selección de algunos contactos y la eliminación de otros, hacia un punto particular,  se denomina plasticidad expectante de experiencia, y se produce en las primeras etapas del desarrollo. Un ejemplo sería del sistema visual en los mamíferos, que en la mayoría de ellos al momento del nacimiento o cuando abren los ojos, la corteza visual ya está oganizada y preparada para iniciar el procesamiento de estímulos esperados para esa especie.
Las modificaciones cerebrales que dependen de la experiencia de un individuo (no comunes a la especie), se designan como plasticidad dependiente de la experiencia. En este tipo de plasticidad, las experiencias asociadas al aprendizaje promueven la formación de nuevas sinapsis, en oposición a la utilización de sinapsis ya existentes del mecanismo anterior. Es sobre este tipo de neuroplasticidad donde actuaría la exposición a ambientes complejos.
Se ha observado que el incremento de la arborización dendrítica y en el número de sinapsis que resulta de la exposición a ambientes complejos, persiste por al menos treinta días después de finalizada la experiencia. Se acepta que, aun en ausencia de continuidad en la estimulación, el cerebro mantiene residuos de las experiencias enriquecedoras pasadas, tanto en términos estructurales como funcionales.

Para finalizar, voy a transcribir un párrafo de Carl Sagan, que para mí es el ejemplo más claro para entender de qué estamos hablando aquí.
"...en el siglo sexto antes de Cristo, en Jonia, se desarrolló un nuevo concepto, una de las grandes ideas de la especie humana. El universo se puede conocer, afirmaban los antiguos jonios, porque presenta un orden interno: hay regularidades en la naturaleza que permiten revelar sus secretos. La naturaleza no es totalmente impredecible; hay reglas a las cuales ha de obedecer necesariamente. Este carácter ordenado y admirable del universo recibió el nombre de Cosmos.
Pero, ¿por qué todo esto en Jonia, en estos paisajes sin pretensiones, pastorales, en estas islas y ensenadas remotas del Mediterraneo oriental? ¿Por qué no en las grandes ciudades de la India o de Egipto, de Babilonia, de China o de Centroamérica? China tenía una tradición astronómica vieja, de milenios; inventó el papel y la imprenta, cohetes, relojes, seda, porcelana y flotas oceánicas. Sin embargo, algunos historiadores afirman que era una sociedad demasiado tradicionalista, poco dispuesta a adoptar innovaciones. ¿Por qué no la India, una cultura muy rica y con dotes matemáticas? Debido según dicen algunos historiadores a una fascinación rígida con la idea de un universo infinitamente viejo condenado a un ciclo sin fin de muertes y nuevos nacimientos, de almas y de universos, en el cual no podía suceder nunca nada fundamentalmente nuevo. ¿Por qué no las sociedades mayas y aztecas, que eran expertas en astronomía y estaban fascinadas, como los indios, por los números grandes? Porque, declaran algunos historiadores, les faltaba la aptitud o el impulso para la invención mecánica. Los mayas y los aztecas no llegaron a inventar la rueda, excepto en juguetes infantiles.
Los jonios tenían varias ventajas. Jonia es un reino de islas. El aislamiento, aunque sea incompleto, genera diversidad. En aquella multitud de islas diferentes había toda una variedad de sistemas políticos. Faltaba una única concentración de poder que pudiera imponer una conformidad social e intelectual en todas las islas. Aquello hizo posible el libre examen. La promoción de la superstición no se consideraba una necesidad política. Los jonios, al contrario que muchas otras culturas, estaban en una encrucijada de civilizaciones, y no en uno de los centros. Fue en Jonia donde se adaptó por primera vez el alfabeto fenicio al uso griego y donde fue posible una amplia alfabetización. La escritura dejó de ser un monopolio de sacerdotes y escribas. Los pensamientos de muchos quedaron a disposición de ser considerados y debatidos. El poder político estaba en manos de mercaderes, que promovían activamene la tecnología, sobre la cual descansaba la prosperidad. Fue en el Mediterráneo oriental donde las civilizaciones africana, asiática y europea, incluyendo a las grandes culturas de Egipto y de Mesopotamia, se encontraron y se fertilizaron mutuamente en una confrontación vigorosa y tenaz de prejuicios, lenguajes, ideas y dioses." (Cosmos. Pág. 175)

viernes, 17 de junio de 2011

Formas no ocultas de la propaganda

Las formas ocultas de la propaganda

Este libro intenta explorar un campo nuevo, extraño y más bien exótico de la vida norteamericana. Trata de los esfuerzos que, en gran escala y a menudo con éxito impresionante, se realizan para canalizar nuestras decisiones en tanto que compradores, así como nuestros procesos mentales, mediante el uso de conocimientos extraídos de la psiquiatría y de las ciencias sociales. Los esfuerzos suelen aplicarse en un plano que escapa a nuestra consciencia, de modo tal que las incitaciones son frecuentemente y en cierto sentido “ocultas”, con lo que resulta que a muchos de nosotros se nos influye y se nos manipula en mayor medida de lo que nos damos cuenta, en lo que se refiere a las pautas de nuestra vida diaria.
Algunas de las manipulaciones ensayadas son sencillamente divertidas; otras, turbadoras, en especial si se las considera como anticipaciones de lo que se nos depara en escala más intensa y efectiva, pues equipos de hombres de ciencia han suministrado ya instrumentos pavorosos.
El psicoanálisis de masas aplicado a campañas de persuasión se ha convertido en una industria multimillonaria. Los persuasores profesionales se han apoderado de él en su búsqueda de métodos más eficaces para vender su mercancía, ya sea ésta artículos, ideas, actitudes, candidatos, metas o estados de ánimo.

Vance Packard, sociólogo estadounidense (1914-1996). El texto pertenece a la introducción de su libro “The hidden persuaders”, traducido aquí como Las formas ocultas de la propaganda, publicado en 1959.

Del conocimiento del comportamiento funcional del cerebro, se ha podido evidenciar con bastante claridad, la forma y mecanismos mediante los cuales se produce la toma de decisiones que derivan en la consecución de una meta biológicamente necesaria.
No es tan así cuando se trata de metas y decisiones que no tienen un interés tan evidente ni inmediato para nuestra biología. Lo que los estudiosos de la neurociencia denominan: decisión making ó toma de decisiones, lógicamente,  ha motivado una gran cantidad de estudios y ha acaparado la atención de la filosofía y la sociología desde siempre. Como ejemplo reproduje al comienzo la reflexión de V. Packard, cuyo libro representa un meticuloso estudio de lo que, en el momento de su escritura (mediados del siglo pasado), era el “gold standard” de lo que él llamó las técnicas de persuasión.
Ahora vamos a referirnos a algunos conocimientos actuales de la neurociencia al respecto.

El sistema neuronal específico en el que, por lo general, se concentran los especialistas en el llamado “neuromarketing”, es el denominado sistema de gratificación. Con este término, los neurocientíficos hacen referencia a una serie de áreas del cerebro que se asocian con el comportamiento relacionado con las gratificaciones. Este comportamiento complejo, utiliza un grupo de componentes (ver nota anterior sobre dopamina) que básicamente comprenden: el valor del incentivo que tienen los estímulos gratificantes, el comportamiento de acercamiento y consumación destinado a adquirir las gratificaciones, y el componente emocional asociado con las gratificaciones y sus expectativas. Como ya hemos visto antes, este sistema de gratificación evolucionó a partir de un sistema que evaluaba metas primarias, tales como la alimentación y el sexo, hasta complejizarse actualmente con la incorporación de los elementos culturales.
Uno de los primeros estudios de imágenes cerebrales al respecto, se realizó en Alemania, en el que participaron hombres que se definían “altamente interesados en los autos”, a los que se les presentó para observar imágenes editadas de distintos tipos de automóviles, eliminando toda referencia a las marcas o modelos. Las conclusiones indicaron que los autos mas gratificantes para estos “fanáticos” eran los deportivos, por mucho, y que las áreas cerebrales que se activaron cuando miraban este tipo de autos, eran como es previsible, el estriado ventral y la corteza orbitofrontal (áreas dopaminérgicas del sistema de gratificación). Dicho de modo más simple: los fanáticos de sexo masculino miran los autos deportivos con respuestas cerebrales similares a las que se producen cuando miran a mujeres atractivas.
Ahora bien, que pasa cuando sobre lo que tenemos que elegir agregamos un elemento cultural que apareció a principios del siglo pasado, pero que alcanzó su mayor impacto sobre nosotros, en tanto que consumidores, en los últimos treinta años: la marca. Ese identificador de prestigio social que los publicistas de mediados del siglo pasado llamaron el “alma” de la empresa. Creo que el ejemplo clásico del estudio sobre las gaseosas realizado por P. Read Montague y otros, publicado en Neuron en 2004, puede ayudar  a comprender nuestras “elecciones”.
Tanto Coca Cola como Pepsi, pueden considerarse casi idénticas en cuanto a su composición química, sin embargo habitualmente suscitan fuertes grados de preferencia individual por cada una de ellas. Se realizó un examen de imágenes cerebrales a un grupo de voluntarios, a los que se hizo probar ambas gaseosas en dos tiempos diferentes. Primero en forma anónima, o sea sin identificación de la marca y en segunda instancia, la bebida fue asociada con una imagen que identificaba la marca. En ambos casos, debían expresar su preferencia.
El experimento produjo resultados muy claros. Cuando los sujetos desconocían que marca estaban probando, la actividad de la corteza orbitofrontal media (VMPFC) se correlacionó con su decisión. Cuando los sujetos conocían la marca se producía una activación en la corteza prefrontal dorsolateral (DLPFC). En realidad el resultado no es sorprendente, ya que esta área es muy conocida por su papel en el “control ejecutivo” sobre otros sistemas neuronales. Conclusión, cuando los nombres de las marcas se incluyen en el panorama, la corteza prefrontal dorsolateral domina la actividad de la corteza orbitofrontal media, que vendría a representar el centro de evaluación del gusto no contaminado por el componente cultural adquirido.

Sobre la publicidad negativa (en política)

Existe consenso entre los especialistas en publicidad política de que los avisos negativos funcionan. Hay muchísimos ejemplos que alimentan la tradicional conducta en política de que “hablar mal” gana, de que en cierta forma, lo que determina el motivo del voto es el enfado y el temor.
Es un clásico citar el famoso aviso a favor de Lyndon Johnson durante la campaña presidencial de 1964 contra Barry Goldwater, donde se ve a una niña deshojando una margarita seguida de la imagen de una explosión nuclear (http://dai.ly/9ARscf). El mensaje implícito: Goldwater es un belicista de gatillo fácil. El aviso se proyectó una sola vez, con una audiencia de 40 millones de personas y fue levantado a pedido del candidato perjudicado. La elección fue un triunfo aplastante de Johnson.


Los Simpson irónicamente reprodujeron el aviso donde se ve a Maggie deshojar la margarita para luego aparecer, en lugar del hongo nuclear, una  pequeña bocanada de humo que representa la explosión fallida.

Marco Iacoboni, a quien nombramos en ocasión del trabajo sobre neuronas espejo, realizó en 2004 un experimento de imágenes cerebrales centrado en los registros de actividad cerebral de afiliados políticos estadounidenses, mientras observaban imágenes de los candidatos presidenciales para las elecciones de ese año. Por causas fortuitas, debió desdoblar las pruebas con un intervalo de tiempo de aproximadamente tres meses, completándolo en proximidad de las elecciones. Esta particularidad del estudio le permitió encontrar una sugestiva variación en la respuesta cerebral de los participantes.
Mientras que en los sujetos estudiados en la primera serie (aproximadamente 4 meses para las elecciones), las observaciones mostraban activación de la corteza orbitofrontal media al mirar al candidato de su partido. Esta área cerebral se activa ante estímulos gratificantes, por ejemplo, nuestra comida preferida, pero también se asocia con emociones positivas, como la alegría. Se supone que observar a los propios candidatos se asocia con sentimientos positivos. También debemos recordar que en ésta región cerebral hay evidencia de actividad de superneuronas espejo. Por tanto, la actividad neuronal observada en esta región es coherente con la hipótesis de que observar al propio candidato despierta sentimientos de empatía y de identificación.
La sorpresa fue que, los sujetos estudiados en la segunda serie (previo a las elecciones) no mostraban la actividad orbitofrontal media al observar a sus propios candidatos. Tal desactivación sugería no sólo que no se activaba, sino, mas bien, que tenía lugar un proceso activo de cierre de esta región al mirar las fotos de los candidatos que iban a votar.
Concluye Iacoboni: “en mi opinión, este enorme cambio en la corteza orbitofrontal media, se debió al cambio del clima político y al intenso uso de publicidad negativa y de ataques personales con el que ambos lados había atosigado al oponente en este tramo de la campaña. En un clima tan tóxico, ¿cómo podía uno identificarse con el propio candidato y sentir empatía, aunque igualmente recibiera nuestro voto? La campaña había amancillado a todos los candidatos, incluso ante los ojos de los miembros de su propio partido. Si consideramos qué sucedía en la campaña y lo que sabemos acerca de la corteza orbitofrontal media, mi explicación es razonable. Y, si es correcta, creo que se trata de malas noticias para la sociedad. Ello demuestra a las claras que la publicidad negativa funciona, y también demuestra que la publicidad negativa puede crear una peligrosa desconexión emocional entre los votantes y los líderes que deberían representarlos. Sin estas emociones unificadoras, corremos el riesgo de enfrentarnos con un desencanto cada vez mayor respecto del sistema político, que puede determinar que la gente vea con más agrado otras formas de gobierno.”

domingo, 5 de junio de 2011

Teoría de los dos cerebros

Sobre la parte "política" del cerebro

En los pasados 3,6 millones de años de evolución de los homínidos, la corteza prefrontal (PFC) ha incrementado su volumen unas seis veces comparado con las tres veces del total del cerebro. Esta "explosión" prefrontal no tiene paralelo con ninguna otra región del sistema nervioso, y ha contribuido al desarrollo de algunas de las características distintivas del conocimiento humano: la orientación hacia el espacio superior y distante (ver Previc); una fuerte orientación hacia el futuro y la predicción de recompensas de largo plazo (Knight, 1999); la integración multimodal de las cortezas; la estructuración de conductas complejas; la supresión de conductas prepotentes; y la expansión de la memoria de trabajo, lo que ha facilitado la generación sostenida de patrones neuronales sin entrada sensorial, lo que conocemos como pensamiento conceptual (Wolters, 2008).
La corteza prefrontal (PFC) es la última región en desarrollarse en el cerebro humano, y la más compleja para entender. Esta dificultad es debida a su muy amplio rango de conectividad: la PFC está recíprocamente conectada con virtualmente cada otra región de la corteza o subcorteza, y registra actividad en virtualmente todas las tareas realizadas por el cerebro. Es notable que, cuando más difícil la tarea, mayor es el grado de activación.
La PFC es como dijimos una extensa área cerebral, sobre la cual se han focalizado infinidad de estudios que han identificado la vinculación de subregiones con lo que se denomina toma de decisiones.
Mitad derecha vista desde el surco interhemisférico (arriba). Cerebro visto desde su base (abajo)

El estudio del lóbulo frontal en las ratas ya había identificado dos distintas áreas especializadas en la toma de decisiones: una dedicada a las opciones intertemporales y otra vinculada con las opciones relacionadas al esfuerzo requerido. La corteza orbitofrontal (OFC) decide cuanto tiempo una rata puede esperar, pero no cuan duro debe trabajar para obtener una recompensa. En contraste, la corteza anterior cingulada (ACC) decide cuanto las ratas deben trabajar, pero no cuánto tiempo pueden esperar para obtener una recompensa.
En los humanos, los resultados de estudios de imágenes cerebrales sugieren, que la corteza ventro medial prefrontal (VMPFC), así como la corteza antero medial (AMPFC) y la corteza prefrontal dorsolateral izquierda (DLPFC) son las regiones que evalúan la relación costo beneficio en la toma de decisiones. Parece ser que estas regiones implementan un mecanismo de comparación de costos-beneficios. Las señales neuronales que involucran una decisión relacionada con expectativas de pérdida o ganancia son comparadas en la VMPFC, y la diferencia resultante en costos-beneficios son acumuladas en la corteza parietal. Se ha propuesto que las decisiones costo-beneficio basadas en el valor, utilizan los mismos mecanismos neuronales generales que, se sabe, implementan la toma de decisiones perceptuales. Ambos mecanismos conmutan una variable de decisión basada en diferencias, comparando evidencia perceptual o información de recompensa, y acumulando las diferencias en la corteza parietal. Esto sugiere que el proceso de integración de costos beneficios podría ser explicado como un proceso de acumulación de información estocástica.
La estrecha relación de la PFC con la amígdala que se sabe es una estructura fundamental del sistema límbico emocional, ha dado lugar a hipótesis y estudios vinculados a la influencia de las emociones en la toma de decisiones. En particular se ha llegado a la conclusión de que la VMPFC forma parte de una red neuronal asociada con lo emocional.

El rol de la corteza prefrontal en las conductas políticas es para mi un tema por demás interesante (se notará en el nombre del blog), y obviamente ha sido objeto de varios experimentos, la mayoría de ellos focalizando entre las asimetrías de varias regiones en la PFC.
Grafman (2006) encontró que la afiliación política partidaria activa, se correlacionaba negativamente con la actividad en la corteza prefrontal dorsolateral derecha (DLPFC), mientras que la corteza prefrontal ventromedial (VMPFC) que se asocia al sistema límbico emocional, facilitaba actitudes políticas partidarias activas.
Esta dicotomía de polarización política, con inhibición por parte de la DLPFC y activación por parte de la VMPFC, deriva de la funcionalidad general de estas respectivas subregiones de la corteza prefrontal. Por un lado, la VMPFC y la corteza orbitofrontal (OFC) son altamente activas en la evaluación de recompensas y conductas emocionalmente motivadas. La orientación política parece ser otra derivación de la evaluación de recompensas en el cerebro, aunque un poco mas compleja.
La VMPFC y la OFC presentan la mayor red de conexiones recíprocas con el lóbulo temporal y las amígdalas, y se encuentran por tanto asociados con el razonamiento emocionalmente cargado. Se ha demostrado que los niveles de activación de la DLPFC (en particular la izquierda) son recíprocos de los niveles de activación de la VMPFC, lo que constituiría una especie de switch entre el razonamiento no emocional (DLPFC) y emocional (VMPFC).

Tenemos medio cerebro conservador y medio liberal?
 
Se considera que el hemisferio cerebral derecho se encuentra vinculado a conductas asociadas con la retracción y la inhibición, y además implicado en conductas y actitudes liberales. Contrariamente el hemisferio izquierdo se halla asociado a la aproximación y conductas activas, y por tanto mas afín con los estilos cognitivos conservadores.
Estos conceptos, junto a gran cúmulo de evidencias experimentales, apoyan la idea de que cada uno de los hemisferios cerebrales, fundamentalmente a través de sus PFC, sostienen los diferentes patrones de conducta que políticamente y en forma binaria podríamos definir como liberales y conservadores. Implicando ésto que las personas con conductas indudablemente liberal o conservadora, estarían usando asimétricamente sus cerebros.
Hay un interesante estudio realizado por Grafman y otros, que focalizó en las categorizaciones jerárquicas u orden de mayor poder (pecking order) y su vinculación con áreas específicas en el cerebro. Encontró un correlato positivo en la jerarquización por parte de la actividad del giro cingulado y del giro frontal medios del lado izquierdo y un correlato negativo con las mismas estructuras del lado derecho. Esto significa que la representación cerebral de las jerarquías de dominancia, tienen una modulación inversa por regiones homólogas en el hemisferio izquierdo y el derecho. Se puede decir, que el hemisferio izquierdo posee un esquema de categorización de dominancia jerárquica, del mismo tipo que las redes de categorización de recompensa que existen para aquellas cosas como tipos de alimentos. Se puede especular que, este sustrato neurológico tiene su traducción en la baja valuación social de los ricos y poderosos que manifiestan los liberales (dominancia del hemisferio derecho), y el el alto valor que le asignan los conservadores (dominancia del hemisferio izquierdo).
También se ha dicho que conservadores y liberales no son simétricos en sus conductas vinculadas a la búsqueda de recompensas. El estilo cognitivo y de moralidad de los conservadores se encuentra mas organizado en torno del hemisferio izquierdo y su sistema de categorización de recompensas, lo cual les otorga una interesante combinación de conductas. Su sistema moral está mas influenciado por las señales sociales que en los liberales, en los que la influencia de la empatía innata a su hemisferio derecho y la naturaleza de evitación del peligro les interfiere con sus propios sistemas de obtención de recompensas.  
Esta modulación social del sistema de categorización de recompensas provee una interesante ventaja adaptativa para aquella forma de moralidad que se basa en gran medida en las señales sociales. Es claro que este tipo de moralidad puede ajustarse mas rápidamente que la moralidad basada en la empatía.
Según puede observarse, los conservadores, y especialmente los religiosos, tienen a alinear sus creencias mas dentro de sus grupos sociales. Esto es debido a la alta integración de su sistema de búsqueda de recompensas a las señales sociales, para moderar los valores y riesgos de las mismas. Una moral socialmente controlada permite una integración mas estrecha de las conductas de grupo, junto con la variación de esta moral a los cambios en las señales sociales.
Una de las mas fuertes variaciones cognitivas entre conservadores y liberales estriba en la capacidad de pensar sin ambiguedades en los primeros. Los conservadores son mas propensos a tener una opinión definida sobre muchos mas temas que los liberales. Los liberales son mas tolerantes con la ambiguedad y mas reacios a comprometerse con un punto de vista en particular.Los liberales son mas propensos a responder "no estoy seguro" a preguntas relacionadas con una amplia variedad de temas.
Michael Gazzaniga, que ha trabajado bastante en pacientes con el cerebro dividido (quirúrgicamente, mediante lo que se llama comisurotomía o sección del cuerpo calloso), propone que el hemisferio izquierdo no es muy bueno para ser ambiguo, y describe a continuación uno de sus estudios:
"Experimentos en pacientes con cerebro dividido, revelan como rápidamente el hemisferio izquierdo interpretador puede construir historias y creencias. Por ejemplo, cuando la palabra caminar se presentó sólo al lado derecho del cerebro del paciente, éste se levantó y comenzó a caminar. Cuando se le consultó por qué había hecho esto, el cerebro izquierdo (al que no se había presentado la orden) rápidamente creó una razón para la acción: yo quería ir a buscar una Coca Cola".


Hay una experiencia "clásica" realizada por el mismo Gazzaniga en 1978, que puede servir para ejemplificar la hemisfericidad política.
El estudio se realizó en un paciente al que se había realizado una comisurotomía (operación que secciona el cuerpo calloso, dejando sin interconexión ambos hemisferios cerebrales), y que presentaba una inusual habilidad para la comprensión del lenguaje en su hemisferio derecho (sabemos que esta función se asienta en el hemisferio izquierdo). Fortuitamente, el momento del estudio coincidía con el escándalo político denominado Watergate, por lo cual se incluyó una pregunta acerca de la opinión del paciente sobre Richard Nixon. Se solicitó al paciente que describiera sus sentimientos hacia un grupo de palabras que se presentaron alternativamente al campo visual derecho (hemisferio cerebral izquierdo) y al campo visual izquierdo (hemisferio cerebral derecho). Cada hemisferio cerebral del paciente fue consultado para dar su opinión sobre cada palabra utilizando una escala de valores que va desde "me gusta mucho" a "me desagrada mucho". Solo una palabra causó una diferencia de opinión entre los dos hemisferios: Nixon. Mientras al hemisferio izquierdo le agradaba Nixon, al hemisferio derecho le desagradaba.
Resultados del estudio Gazzaniga (el paciente se llama Paul por eso aparece su nombre al lado de Nixon).


Mas recientemente, Jonas Kaplan (2004) evaluando las respuestas cerebrales por neuroimagenes (fMRI) en partidarios políticos, a quienes se mostraban imágenes de los candidatos presidenciales Bush y Kerry, encontró activaciones en la corteza prefrontal dorsolateral (DLPFC) y en la corteza cingulada anterior (ACC) en respuesta a la visión de los candidatos opuestos. Con proporcionalidad en la intensidad de respuesta según los sentimientos más negativos sobre el candidato, particularmente en DLPFC. Una de las interpretaciones del autor fue: la actividad en las regiones DLPFC/ACC varía con la respuesta emocional de los sujetos, sugiriendo que las imágenes de los candidatos están provocando mecanismos de control cognitivo con el propósito de auto regulación emocional.
El experimento de David Amodio focaliza en que las diferencias entre conservadores y liberales deriva de su capacidad de respuesta a información potencialmente conflictiva, y lo relaciona con el mecanismo de monitoreo de respuesta a conflictos, que localiza en la ACC.
En tanto la ACC se relaciona con la inhibición y activación conductal, se ha encontrado evidencia que la ACC del hemisferio derecho muestra preferencial activación durante la inhibición de respuestas.
Es claro que las respuestas conductales generales y en particular las políticas no pueden ser atribuídas a un área cerebral determinada, además muchas tareas se realizan bilateralmente. Pero también es cierto que las respuestas conductales y cognitivas de ambos hemisferios en algunos casos son contradictorias, y en estas circunstancias, una región que administre conflictos como la ACC, resulta tan esencial.

Deliranza
 
Para finalizar, es obvio a esta altura decir que nuestro cerebro se encuentra continua y dinámicamente analizando contextos y señales sensoriales de nuestro mundo de relación. Que para ello utiliza las estructuras que muy sintéticamente hemos nombrado aquí. Que esas estructuras están condicionadas por patrones de conducta que, responden a estrategias que se desarrollaron en otros contextos evolutivos (búsqueda de recompensas, jerarquías sociales, unambiguedad), pero que siguen teniendo su influencia en nuestras conductas presentes. Que el grado de respuesta conductal no presenta en cada uno de nosotros una linealidad histórica, sino que sufre modulaciones (la mayoría involuntarias) que tienen que ver con nuestra exposición social (me refiero aquí no sólo a la exposición física, sino también al contacto con todas las formas de comunicación social). Que todo ello nos vuelve sujetos vulnerables políticamente hablando a un gran número de influencias, lo que nos debería obligar a ser biológicamente mas cautelosos cuando se nos presenten paradigmas sociales a los que adherir y responder.
Es notable que el órgano mas importante de nuestra biología, el cerebro, y en particular su lóbulo frontal, sea el más frágil y maleable de todos. Quizás, un indicio de que nuestro futuro evolutivo tenga aún mucho por escribirse.
Ya Borges nos sugirió que tal vez la inmortalidad no sea la meta (El Inmortal, 1949), si es que tiene sentido que haya alguna. Siempre me gustó comparar ése cuento, con otro de Bradbury que se llama Los Globos de Fuego (1951), y siempre me agrada mucho mas imaginar este futuro.

viernes, 3 de junio de 2011

Notas sobre la memoria de trabajo

La memoria de trabajo y la conciencia.

El concepto de memoria de trabajo fue iniciado por Baddeley (Alan D. Baddeley y G.J. Hitch, Working Memory,1974), tratando de explicar el hallazgo de otros investigadores, acerca de que el cerebro humano puede manejar alrededor de siete piezas de información concurrentes, en lo que se denominaba entonces memoria de corto plazo. Utilizando una serie de tareas cognitivas como: el test de razonamiento verbal, comprensión de lenguaje y recuerdo libre de palabras no relacionadas; en todos los casos demostró un deterioro sustancial de la performance cuando la carga adicional de la memoria impuesta por la cantidad de ítems llegaba a seis. En contraste con ésto, la carga de tres ítems no disminuía el rendimiento.
Invocando la terminología computacional, por memoria de trabajo se propuso la existencia de un sistema de almacenamiento temporal común, o un conjunto común de buffers de memoria. Cada sistema sensorial tiene al menos un buffer, que, como en cualquier equipo de buffer de entrada y salida se puede utilizar para guardar una copia de seguridad de la información sensorial para permitir un leve retraso en el procesamiento.
Caramazza y otros sugieren que el cerebro mantiene un buffer de los estímulos auditorio-verbales que aferra las frases que acabamos de oir para que puedan ser analizadas semánticamente. Nuestra capacidad de procesar cualquier sentencia un momento después de ser pronunciada es debido a ese buffer de entrada auditivo verbal. También proponen un buffer de salida fonológica que almacena las palabras que están a punto de decirse.
Baddeley propuso la existencia de un cuadernillo de apuntes visuo-espacial, que se utiliza para mantener ciertos tipos de información visual durante un corto período de tiempo para el análisis de la percepción extendida. Como la lista de buffers del sistema sensorial creció, para dar cuenta de la creciente evidencia experimental y clínica, las consecuencias obvias de estas teorías de la memoria de trabajo acabaron relacionadas con el Santo Grial de la neurociencia, la conciencia.
Las teorías de la conciencia utilizando la gestión de la memoria de trabajo como eje central, crecieron rápidamente.
Si bien los contenidos de la memoria de trabajo son aquellos a que el cerebro está prestando atención, veamos ahora  que áreas en el cerebro utilizan esta memoria.
La corteza prefrontal lateral (PFCL) ha sido implicada en la gestión ejecutiva de la memoria de trabajo. Este área, tiene una serie impresionante de conexiones a los sistemas auditivo y visual, los sistema de la memoria de trabajo espacial y verbal, el sistema de memoria de largo plazo y particularmente la corteza motora.
Las conexiones a todos estos sistemas son bidireccionales, lo que le permite sintonizar los sistemas de memoria sensorial, de trabajo y de largo plazo ajustándolos a objetivos seleccionados.
Hay una porción de la corteza prefrontal lateral que reviste un especial interés, la región orbitaria. Esta resuelve si un estímulo es bueno o malo, y decide si ése estímulo ha dado lugar a una recompensa o un castigo.
La región prefrontal orbitaria es la más relacionada con la amígdala y la corteza cingulada anterior, que son parte del sistema límbico emocional del cerebro. Las lesiones en ésta región provocan conductas asociales y generan una incapacidad para entender la emociones en los otros.
Como la mayoría de las estructuras neurológicas presentes en ambos hemisferios, su funcionamiento es asimétrico. La PFCL izquierda está mas implicada en la tarea de conmutación (o selección de tareas), pero no en la realización de múltiples tareas a la vez (lo que parece ser controlado por la región del surco intraparietal bilateral). Está fundamentalmente implicada también, en reducir la activación de la amígdala. Esta función específica en el hemisferio izquierdo, esta destinada a mejorar el proceso de razonamiento verbal que podría ser alterado por una amígdala emocional activa. La PFCL izquierda también contribuye más hacia las conductas de búsqueda de recompensa y el comportamiento exploratorio. Por el contrario la PFCL derecha es más activa durante la evaluación de amenazas y contribuye a la limitación de las conductas incentivadas por la recompensa.
Como es obvio, las lesiones de la corteza prefrontal orbitaria izquierda se manifestarán por disminución de las conductas inducidas por la búsqueda de recompensa, y la lesiones de la derecha, en un aumento de las mismas. Recordemos que existe una asimetría en los neurotransmisores de estas regiones, siendo la dopamina el dominante en el hemisferio izquierdo y la noradrenalina en el derecho.






Esquema de la Memoria de Trabajo


La central ejecutiva, como ya dijimos ubicada en la corteza prefrontal lateral, es el controlador principal del sistema de memoria de trabajo. Sus funciones incluyen, el cambio de atención entre tareas, seleccionar o ignorar estímulos, y activar información necesaria desde la memoria de largo plazo.
El bucle fonológico contiene dos partes, un almacenamiento fonológico, el cual mantiene temporalmente información del discurso (tiene un refresco de aproximadamente 2 segundos), y el proceso de control de articulación (la flecha del diagrama), el que trabaja cuando uno se habla a si mismo. La información del almacén fonológico se deteriora después de unos pocos segundos, esta es la razón por la cual si uno quiere retener un numero telefónico u otro, necesita repetirlo una y otra vez hasta conseguir un lápiz. En este caso el control de articulación refresca la información poniéndola nuevamente en el almacén a medida que se va deteriorando.
El cuadernillo de apuntes visuo-espacial simplemente procesa información visual, sea directamente a través de los ojos, recordando de la memoria o estructurando creativamente una imagen. Cuando uno está "imaginando" un lugar o manipulando mentalmente una imagen, ésta es la parte que está trabajando.
El buffer episódico. La información se codifica de forma diferente en el bucle fonológico y en el cuadernillo visuo-espacial, si bien la central ejecutiva puede procesar esta información, no puede almacenarla unificada. Lo que se denomina buffer episódico tiene capacidad para combinar la información de ambos componentes en una representación única.
Es interesante saber, que la información sensorial si no es codificada por la central ejecutiva, no puede ser almacenada en la memoria de largo plazo. En el mismo sentido, la información concurrente (si se le presta atención) compite por la codificación. Por ejemplo, si uno está escuchando música cantada (con letra) mientras estudia, y le presta alguna atención a la música, esta entrará en el bucle y competirá por la codificación con lo que se está leyendo, porque cuando se leen palabras (aunque no se pronuncien) son colocadas en el almacén fonológico también.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Notas sobre la recompensa


El sistema de recompensas en nuestro comportamiento social.

Digresión: Como es fácil de inferir (si se han tomado el encomiable trabajo de leerlos), de la sucesión de notas aquí publicadas surgen un montón de indicios que nos plantean al menos algunas incómodas cuestiones sobre nuestra neurobiología evolutiva.
Por un lado, nuestra herencia ancestral nos ha dotado de estructuras cerebrales básicas y en cierta manera inmodificables, que dependen exclusivamente del acervo genético para su existencia, y que parecen no tener ninguna incomodidad sustancial con el evolucionismo clásico. Son, claro está, las que garantizan nuestra supervivencia y reproducción en esos términos evolutivos, nada menos.
Por el otro, y también en acuerdo con los postulados de Darwin, han tomado forma recientemente (aprox. unos 50.000 años) en ese mismo cerebro otras estructuras que, contrariamente a las anteriores, no son inmodificables, no parecen tener un determinismo genético, y no parecen garantizar nuestra supervivencia y reproducción, al menos en los términos tradicionalmente aceptados.
No me estoy refiriendo aquí, a la teoría de la Selección Natural Grupal que ha sido argumentada como superadora de la propia e individual replicación genética como motor evolutivo, ni a los "memes" como ha bautizado Richard Dawkins a los conceptos replicables que "utilizan" nuestros cerebros como vehículo.
La referencia es, a esa herramienta nueva que nos ha permitido una interacción comunicacional superior, que nos lleva a interpretarnos ó sentir "lo mismo", y que a mi entender se ha atrevido a cosas aún más importantes: dotar de conciencia a la materia (C. Sagan dixit), y atreverse a desafiar tratando de modificarlo, a ese "anciano" de aproximadamente 3,6 millones de años que habita nuestros cerebros. Mi visión, espero que se entienda así, es optimista (Mi esposa, que es docente en una escuela secundaria, abona esta idea desde una óptica diferente. Ella, que entiende bien lo del pensamiento crítico, opina que, por las respuestas que ve en la mayoría de sus alumnos, éste área cerebral debe estar francamente en involución, lo que nos lleva a no preocuparnos por el daño que pueda hacer al planeta en el futuro). Digo esto, porque C. Sagan al que referencio porque fue el primero en hacerme ver estas cosas, albergaba el temor de que nuestro destino como especie, se viera amenazado irresponsablemente por una extinción no "natural".


Esquema con algunas conexiones del SRD

 
Como ya vimos, el sistema dopaminérgico es una de las mayores redes integradoras de regiones cerebrales, incluye: la corteza prefrontal e insular, el estriado, hipocampo, amígdala, sustancia gris periacueductal (PAG por sus siglas en ingles), tálamo, hipotálamo, etc., todo ello profusamente interconectado, y con un neurotransmisor dominante (pero no único) que se llama dopamina(dopamina). En otras palabras, esta región integra una amplia variedad de funciones simbióticas, cómo: la iniciación de la actividad motora, la coordinación motora, la integración sensorial, la atención, la memoria de trabajo, la búsqueda de recompensa, la codificación de la recompensa, la agresión, el estado de alerta, y el pensamiento abstracto. Lo que se ha dado en llamar el sistema de recompensa dopaminérgico (SRD). Como tal, se encarga de integrar las variadas señales que ingresan desde diferentes regiones, resolviendo cualquier conflicto entre éstas señales, implementando reglas de recompensa (y castigo), y facilitando el inicio de conductas que optimicen la recompensa.
Por ejemplo, si por cualquier razón nos deshidratamos, el SRD produce la sensación de sed, aumenta el valor de recompensa de los líquidos, prepara el sistema sensorio motor para la adquisición e ingestión de líquidos, y amortigua otras señales o demandas competitivas hasta que la sed es resuelta. Una vez resuelto esto, como sucedería en un equipo de multiprocesamiento con cola de solicitudes, el SRD se mueve al servicio de las solicitudes restantes par resolver los conflictos que puedan surgir y optimiza las recompensas basado en las limitaciones medioambientales.
La rama mesolímbica del sistema dopaminérgico en particular, es la más vinculada con la motivación para la búsqueda de recompensas. Esto se corresponde con el espacio de acción extrapersonal de Previc, que como vimos está muy asociado con la actividad religiosa(Previc). En las ratas, el sistema mesolímbico de activación por dopamina, se activa con conductas maternales, búsqueda de pareja o apareamiento, y protección de las crías. Coincidentemente, el orgasmo, la heroína y la cocaína, producen activación en ésta misma región.
Tanto en las ratas, como en los humanos, el sistema mesolímbico de dopamina, está implicado en la formación y mantenimiento de las parejas. Hasta aquí, el SRD parece ser la llave de la felicidad, y de hecho las experiencias demuestran una activación de ésta región en circunstancias en las que el observado reportaba sensación de felicidad, conjuntamente con una desactivación de la corteza prefrontal derecha y de las cortezas parietales y temporales.
El experimento es muy simple, se examina mediante fMRI el cerebro de personas a las que se muestra fotos de sus novios/as o de sus hijos. La curiosidad que apareció en estos estudios fue que: la desactivación de la corteza cerebral derecha precitada, fue más fuerte en circunstancias de amor romántico que en el caso de amor maternal. Además se evidenció una activación diferencial de la corteza cingulada anterior, con dominancia de la región dorsal en el amor romántico y de la región ventral en el amor maternal. Este último además produce activación de la corteza orbito frontal lateral y de la PAG, la cual no actúa o no se activa en circunstancias de amor romántico. Esta PAG cumple un rol específico en la unión maternal en las ratas.
La desactivación de la corteza prefrontal derecha ya había sido advertida magistralmente en la literatura (se me ocurre Shakespeare), ya que éste área es el responsable de las emociones negativas, del pensamiento crítico, y de la evaluación crítica del contexto social, o sea, el enamoramiento nos embota el razonamiento, al menos por un tiempo, según se ha demostrado.
El sistema de recompensa no sólo comparte el uso del neurotransmisor dopamina, sino que tiene una alta densidad de receptores para las hormonas oxitocina y vasopresina. Esto es común a otras especies animales con las que compartimos fuertes formas de apego amoroso/maternal, por lo que su vinculación resulta sugerente, e indica un control neuro hormonal en dichos vínculos, que sería indispensable para el mantenimiento temporal del estímulo. BTW, la oxitocina se vende y promociona en países civilizados como droga para potenciar el orgasmo.
Ahora bien, el mismo SRD que facilita el apareamiento y amor maternal, es el responsable de nuestras respuestas de indiferencia y agresividad hacia nuestros congéneres por fuera de nuestra pareja. Esto traza una delgada línea entre el amor y el odio.
El examen de los ratones de pradera (su utilización deriva de la particularidad de poseer conductas sociales compartidas, apareamiento, monogamia, protección maternal, y agresividad a conespecíficos por fuera de la pareja), permitió la confirmación de varios tipos de receptores (sitio en la superficie de una célula donde se une específicamente un neurotransmisor para producir su efecto) para la dopamina, que a los fines prácticos dividiremos en dos D1 y D2.
La estimulación de los receptores D2 resultan en una cadena de eventos que facilitan la formación de parejas en estos animales. Lo llamativo fue que esta preferencia de parejas ocurrió en ausencia de apareamiento, lo que implica un substrato neurológico para los mecanismos de adhesión social por fuera de los fines reproductivos.
En los ratones de pradera la conducta social cambia dramáticamente luego de la formación de una pareja estable. Los machos sin pareja muestran conductas sociales hacia las hembras sin pareja, mientras que los machos con pareja estable las evitan o atacan. Lo que se observó fue qué el apareamiento produce la expresión de receptores D1 en la región exterior del núcleo acumbens, cuya estimulación por dopamina produciría las conductas relatadas.
Los receptores D1 y D2 tienen efectos opuestos en la cascada de eventos intracelulares que siguen a su estimulación. Mientras los D1 incrementan la conversión del ATP en cAMP los D2 la previenen.
La formación de parejas esta facilitada por los D2, mientras que la activación de los D1 incrementan el aislamiento y las conductas agresivas. Por tanto el sistema dopaminérgico mesolímbico facilitaría ambas conductas o sea, la formación de parejas y la subsecuente agresión hacia nuevas parejas, vía la modulación de los receptores D1 y D2, y tal vez, sienta las bases para la xenofobia en los humanos, que se correlaciona con los índices de reproducción.
Como se comentó, la unión de la pareja requiere de neuroquímicos adicionales como la oxitocina, cuyos receptores comparten el mecanismo de señalización intracelular con los receptores D2 de la dopamina. La oxitocina tiene una particular importancia en la actividad social humana ya que ha sido implicada en los mecanismos de fe o confianza. Si bien no se ha identificado un sitio específico para ello, pareciera que su papel involucra la activación del SRD.



viernes, 6 de mayo de 2011

Notas sobre el comportamiento social.


Sobre la obediencia a la autoridad. El experimento Milgram.


Stanley Milgram, graduado en ciencias políticas y con un post grado en psicología social, llevó a cabo en julio de 1961 en Estados Unidos un experimento que luego publicaría con el título, "Los Peligros de la obediencia", paradójicamente para nosotros, en 1974.
Milgram ideó estos experimentos para encontrar una explicación a la actitud de los muchos responsables del Holocausto, y, en particular, influenciado por haber entrevistado personalmente a Adolf Eichmann en Jerusalén, durante su juicio y sentencia a muerte por crímenes contra la humanidad, a principios de 1961. Entrevista de la que concluyó que no había nada amenazador en su personalidad "era un típico abuelo bueno y amable".
El vídeo que está al comienzo, es un recorte de la película de H. Verneuil de 1979 "I... Comme Icare", en que se muestra una sesión completa del experimento, tal como se realizara originalmente.

Aviso publicado por Milgram.



Es sabido que éstos experimentos provocaron un lógico debate sobre las condiciones a las que se había expuesto a los participantes, que derivaron en lo que sería de ahí en más, el consentimiento informado y los comités de ética institucionales, como reguladores de autorización.
Más allá de esto, lo importante son las implicancias del estudio, que por cierto se replicó en distintos lugares del mundo, obteniendo básicamente la misma proporción, o sea, un 64 % de la población general aceptaría y ejecutaría órdenes, de una autoridad establecida, que impliquen un daño físico e incluso la muerte a otro individuo. 
Esto nos lleva nuevamente a revisar lo que denominamos actitudes morales. Vimos en una entrada anterior (moralidad)  que la mayoría de la gente utiliza el criterio de mayor beneficio social ante un dilema moral que implique daño a terceros, pero que, cuando esta misma situación los pone en lugar de dañar directamente, lo evitan. Bueno, existe otro ingrediente en nuestro acervo neurológico antiguo, que se llama obediencia a la autoridad (lo que sería en otras especies gregarias el concepto de jerarquía), que no por antiguo deja de tener importancia en nuestro comportamiento y que puede inclinar nuestra balanza moral hacia el lado negativo (obscuro según el lenguaje de La Guerra de las Galaxias).


Nuestras creencias y su flexibilidad ante fuentes de información con autoridad social.


La tendencia a mantener una creencia, en la presencia de evidencia contradictoria se denomina desvío de creencia y ha sido profusamente investigada en el campo de la neurociencia cognitiva (Vinod Goel y Raimond Dolan). Usando imágenes de resonancia magnética funcional, se han identificado en la corteza prefrontal, dos zonas adyacentes, una vinculada con el razonamiento emocionalmente cargado (hot) que ocupa el área ventro medial, y que ha sido también vinculada con la disposición religiosa. Y otra vinculada con el razonamiento emocionalmente neutro, que ocupa la región dorso lateral de la misma corteza. Durante el razonamiento emocionalmente neutro, esta última zona se activa mientras que la primera se suprime y viceversa, lo que parece formar una puerta de entrada para sumar o restar valencia emocional al razonamiento. Hay un tercer elemento cerebral que interviene en el sesgo de creencias, el lóbulo temporal izquierdo, que se ha implicado en la mantención de la estabilidad de las creencias en el tiempo, lo cual es un atributo habitual de la predisposición religiosa. Aquí también existe una contraparte, localizada en la corteza prefrontal lateral derecha, que parece inhibir el desvió de creencias fuertemente alentado por el lóbulo temporal.
Según parece, los seres humanos estamos genéticamente predispuestos a buscar ciertas señales para evaluar en qué creer, las que a menudo son independientes de la realidad de la creencia. Una de ellas es el número de personas que comparten la creencia. Este fenómeno fue analizado en las religiones emergentes, donde se estableció que existiría un umbral del 10% de una población deteminada, que al ser superado induciría un crecimiento exponencial de los adherentes. El catolicismo había mantenido una lenta y sostenida tendencia al crecimiento en la población romana, hasta que en en el año 300 dC superó ese 10% para llegar en los siguientes 50 años al 56% de la población. La conversión al Islam exibiría un patrón similar, con un crecimiento exponencial luego de superar el umbral del 10 %. Las religiones están, invariablemente, organizadas en torno a este sistema de creencias públicas, utilizando esta tendencia humana al reforzamiento de la creencia en base a su aceptación social. Este espectáculo de números, ayuda a estabilizar y hacer crecer las propias creencias personales.


Quienes conocen la película citada al inicio, sabrán que su eje central es el asesinato de CFK. En relación con éste tema, en la primavera de  2006 se llevó a cabo una experiencia en Estados Unidos, en la cual se puso a prueba el "oscurecimiento de la creencia", utilizando esa tendencia natural de las personas a utilizar señales socialmente autorizadas para determinar en qué creer.
Se propusieron dos sentencias respaldadas por fuentes socialmente autorizadas, una que apoyaba la teoría de la conspiración y otra la del asesino solitario. Participaron 2500 personas, de las cuales, una mitad fue preparada con la siguiente afirmación, antes de solicitarle que respondiera, quién asesinó a JFK?


"En el año 2003, ABC News presentó una simulación computada que soporta los hallazgos de la Comisión Warren de que Kennedy fue asesinado por un tirador solitario".


La otra mitad recibió la siguiente información:


"En 1979, el Comité de la Cámara de Asesinatos dijo que el presidente Kennedy fue asesinado por una probable conspiración".


Los resultados demostraron una marcada tendencia a aceptar como válida la información provista intencionadamente previo al cuestionario. Hubo variaciones relacionadas con el sexo, la edad y tendencia política (liberales ó conservadores) de los participantes. Por ejemplo, las mujeres liberales fueron las que presentaron el más alto índice de influencia. Los varones liberales en general fueron también los más influenciados, con una tendencia a preferir la teoría del tirador solitario. Las personas mayores de 40 años mostraron una tendencia más escéptica y se inclinaron por la teoría de la conspiración, mientras que los menores aceptaron mayormente la teoría del tirador solitario.


Estos datos son muy sugerentes en cuanto al poder que puden a ejercer, en una sociedad altamente tecnologizada, los elementos de sincronización cultural en que se han convertido algunos medios de comunicación. (ver Cees J. Hamelink: Cultural Autonomy in Global Comunnications. 1983)

Apuntes sobre el conocimiento funcional del cerebro V

Las neuronas espejo, la empatía y la forma de comunicarnos.

Hace un poco mas de 10 años, en el ambiente experimental de un laboratorio, se produjo un descubrimiento que hechó por tierra un paradigma de la neurociencia. La idea tradicional de la clasificación funcional de las neuronas, entre perceptivas (ver objetos, sentir sonidos, etc.), del movimiento y cognitivas, debió ser revisada cuando, "observando" neuronas de la corteza motora en los macacos (específicamente en las áreas F4 y F5), se demostró que éstas no solamente codificaban el movimiento de un brazo del mono, sino también que se activaban al observar dicho movimiento realizado por otro sujeto, sin traducir dicha activación en movimiento alguno. El hecho de reflejar interiormente el movimiento observado derivó en la denominación de neuronas espejo a las responsables de tal acción.
Esquema de cerebro de mono. F4 y F5 coinciden con el área de Broca.

La profundización de las investigaciones llevó al conocimiento de que, dichas neuronas no sólo codifican las acciones observadas, sino también la intención de dichas acciones. O sea el objetivo de la acción. La respuesta de las neuronas espejo resulta ser multimodal, esto es, no sólo reconocen visualmente, sino que también codifican estímulos sonoros y táctiles, y, además, las acciones vinculadas con esos sonidos (el sonido de abrir un maní, se representa cerebralmente de la misma forma que visualizar y realizar dicha maniobra).
Es interesante que, las neuronas espejo del área F4 generan respuestas estructuradas de tal forma que sugieren la existencia de un "mapa" del espacio que rodea al cuerpo, tal como vimos en un apunte anterior (percepción del espacio), lo que seria el mapa del espacio peripersonal. Asimismo, activan los movimientos del brazo del mono en ese espacio. Estas dos funciones totalmente diferentes que se manifiestan en un sólo grupo de células, indicaría que el mapa del espacio que rodea el cuerpo es un mapa de los movimientos potenciales que realiza el cuerpo, y que ésto (o sea la percepción y la acción) es un proceso unificado en el cerebro.
El proceso del reconocimiento del movimiento, o intención, se instrumenta en una suerte de simulación o imitación interna de los actos observados. Dado que nuestros propios movimientos están asociados a intenciones específicas, la activación en nuestro cerebro, cuando vemos a otras personas realizar estos mismos movimientos, de las mismas neuronas que usamos para realizarlos, puede permitirnos comprender sus intenciones.
Este mecanismo, apoyado con experimentos de captura de imágenes permite respaldar de manera contundente la hipótesis de que comprendemos los "estados mentales" de los otros simulandolos en el cerebro por medio de las neuronas espejo. Fundamentalmente por las conexiones y, la activación conjunta observada, entre las áreas con neuronas espejos y el sistema límbico, en especial la amígdala y la ínsula que representa la conexión entre ellos. Recordemos que el sistema límbico es el "administrador" de las respuestas emocionales (amígdala).
Dice Iacoboni, "pareciera que el cerebro estuviera hecho para producir reflejos, y que fuera sólo a través de ellos (a través de la simulación que hacemos en el cerebro de la experiencia que sienten otras mentes) que entendiéramos cabalmente lo que sienten otras personas".(Recomiendo la lectura del cuento: "El marciano" de Ray Bradbury, escrito en 1950. Es a mi entender una metáfora fantástica de la empatía y las neuronas espejo!)
Es interesante resaltar las implicancias de la empatía maternal o sea, el reflejo especular como un poderoso mecanismo para entender los estados emocionales que vinculan a padres e hijos. Si establecemos que la imitación o capacidad de imitar, que está considerada hoy una característica intrínseca del comportamiento humano, es una manifestación de la actividad del sistema de neuronas espejo. Que ésta capacidad la manifestamos desde tan temprano como son las primeras horas después de haber nacido (Meltzoff, A.N."Imitation of facial... by human neonates", Science 198, 1977, pp. 74-78), en el trabajo de Meltzoff a los 41 minutos de vida. Que el cerebro del recién nacido no posee habilidades cognitivas altamente sofisticadas. Que éste mecanismo de imitación realizado por neuronas relativamente simples y activas al nacer, apoyaría la hipótesis de que aprendemos por imitación.Y que, como se ha demostrado en monos, las neuronas espejo tienen la capacidad de incorporar por estimulación, nuevas capacidades e interconexiones (fenómeno conocido como plasticidad neuronal, que no es específico de las neuronas espejo), me resulta imposible no reproducir una frase de James Prescott (1975) con la que, Carl Sagan en uno de los capítulos de su obra Cosmos, nos desafía: "...en un análisis estadístico transcultural sorprendente de 400 sociedades preindustriales ha descubierto que las culturas que derrochan afecto físico en sus hijos tienden a no sentir inclinación por la violencia. Prescott cree que las culturas con predisposición a la violencia están compuestas por individuos a los que se ha privado de los placeres del cuerpo durante por lo menos una de las dos fases críticas de la vida, la infancia y la adolescencia... No comprendemos de modo suficiente la conducta humana para estar seguros de los mecanismos en que se basan estas relaciones, aunque podemos suponerlos... Mientras tanto cada uno de nosotros puede contribuir de modo personal y no polémico al futuro del mundo, abrazando tiernamente a nuestros niños".
Una probable explicación del desarrollo de las neuronas espejo en el cerebro infantil sería así: el bebé sonríe, el progenitor sonríe en respuesta. Dos minutos después se repite la escena. Gracias al comportamiento imitativo de los padres, el cerebro del bebé asocia el plan motor necesario para sonreir con la visión del rostro sonriente. Por lo tanto "nacen" las neuronas espejo correspondientes al rostro sonriente. La próxima vez que el bebé ve que alguien sonríe, la actividad neuronal asociada será evocada en el cerebro del bebé, simulando una sonrisa. Si ésto es así, las neuronas espejo del cerebro infantil "son formadas" por las interacciones entre el yo y el otro. Concepto éste clave para entender el comportamiento social de los humanos, sobre todo la necesidad que tenemos de encuadrar lo más armónicamente posible con nuestro contexto social. Los filósofos fenomenológicos han sostenido, no podemos y no debemos separar artificialmente el yo del otro. Están "co-constituídos", "se iluminan recíprocamente y sólo pueden entenderse en su interconexión", afirman. Es claramente visible esta relación cuando notamos que el yo y el otro se funden de modo inseparable en el desarrollo de las neuronas espejo.

Es también demostrable, el rol que juegan las neuronas espejo en el autorreconocimiento o en el sentido del yo. Las pruebas de imágenes, el estudio de pacientes con lesiones específicas y las pruebas de anulación temporal mediante pulso magnético, localizan a éste, en la circunvolución supramarginal del lóbulo parietal derecho. Donde se detecta interactividad de neuronas espejo.
Es interesante, que el autorreconocimiento, que se correlaciona en los humanos con el sentido del yo, también se observa en otras especies animales, como: primates, delfines y elefantes. En realidad, todos estos animales tienen ricas interacciones madre hijo, que perduran por bastante tiempo. Curiosamente, los orangutanes y los gorilas no pasan la prueba de autorreconocimiento, salvo que hayan sido criados en un entorno con un alto componente humano, lo que implica que el  contexto social tenga una importancia fundamental en el desarrollo de la capacidad de autorreconocimiento.
Cronológicamente, cerca de la finalización del segundo año, los niños comienzan a tener comportamientos que evidencian la identifiación del yo.

También el lenguaje.

La respuesta de las neuronas espejo a la información auditiva es uno de los argumentos que respalda la hipótesis de la vinculación entre éstas células y el lenguaje. Es aceptado que el área cerebral F5 donde se descubrieron, coincide anatómicamente con el área de Broca, el centro cerebral del lenguaje conocido desde hace mas de un siglo.El argumento surge de la consideración de que estas células, al codificar tanto el movimiento como la observación del movimiento, parecen crear una suerte de código común entre dos individuos. Y dado que enviar y recibir un mensaje requiere, respectivamente, producción y percepción y que, a su vez estos procesos deban estar ligados de algún modo y, tener, en algún punto el mismo formato, las neuronas espejo parecen brindar precisamente ese formato común.

Sobre la violencia en los medios.

Nuestra noción de "libre albedrío" es fundamental para nuestra visión del mundo, sin embargo, la acumulación de conocimientos sobre las neuronas espejo, nos está haciendo dar cuenta de que no somos agentes racionales de libre actuación en este mundo. Las neuronas espejo del cerebro, producen influencias imitativas automáticas, de las cuales por lo general no somos conscientes, y que limitan nuestra autonomía por medio de potentes influencias sociales. Nosotros, los humanos, somos animales sociales, pero nuestro carácter social nos vuelve agentes sociales con autonomía limitada.
La mayoría de los análisis sobre violencia imitativa distingue entre los efectos de corto plazo que produce el mirar violencia en los medios y los efectos de largo plazo. Los primeros o sea la imitación inmediata del comportamiento violento, en especial de actos simples de violencia, podría ser explicado por el reflejo especular. De todos modos, si éste mecanismo nos hace imitar lo que vemos, también existe un modo de modular tal comportamiento, lo que nos reduce un enorme problema. En regiones adyacentes del cerebro, se han identificado grupos neuronales que se han pasado a llamar superneuronas espejo, cuya función sería regular a las espejo "clásicas" para evitar la imitación de manera compulsiva, gestionando las formas mas complejas de imitación. Ahora, los efectos de largo plazo de la violencia en los medios, podrían estimular formas complejas de imitación en los individuos expuestos, que no sólo adquieran complejos comportamientos motores coordinados que los tornan agresivos y violentos, sino que también se convencen durante el proceso (de manera inconsciente), de que tal comportamiento es una buena forma de resolver los problemas sociales.
Es obvio que las consecuencias de estas consideraciones tienen una importancia social enorme. Nos obligan a repensar, o al menos, a considerar bajo nueva perspectiva algunos de nuestros supuestos fundamentales de ética, justicia y políticas públicas.

Referencia bibliográfica principal:
Marco Iacoboni. Las neuronas espejo. Ed. Katz 2010

miércoles, 20 de abril de 2011

Apuntes sobre el conocimiento funcional del cerebro IV

La política del instinto: el temor y la amigdala

Se ha hablado de los peligros sociales de la neuropolítica, y de la comprensión, asociada a ello, de cómo el cerebro humano organiza sus orientaciones políticas y religiosas. Algunos críticos plantean que ésto podría conducir al control sobre las actitudes políticas y religiosas de grandes segmentos de la población.
Parece que es un poco tarde para eso.
En todas las especies gregarias han evolucionado metodologías efectivas de comunicación que manipulan los estados emocionales y el comportamiento de sus congéneres. Estas metodologías focalizan principalmente en la transmisión de seis clases de información: temor y pelea/fuga; las fuentes de alimentos; territorio y posesiones; dominación y sumisión; depredación/agresión; y el apareamiento. De estas seis, el temor y pelea/fuga, típicamente induce la mayoría de las respuestas fisiológicas y conductales.
El precedente evolucionario de la comunicación de temor/pelea/fuga ha sido mantenido, y de manera espectacular, en la conducta política humana, entrelazándose con la evolución lingüística del cerebro, y, en particular en el hemisferio izquierdo.
La descripción de la interpretación del temor en el cerebro, debe comenzar en una estructura neural evolucionariamente muy antigua, que se conoce con el nombre de amigdala o complejo amigdalino. Una de las mayores funciones de la amigdala es una especie de sistema de alarma rápida ante potenciales amenazas, y luego la extensión de ésta función para facilitar el aprendizaje, dándonos una mejor retención de memoria, cuando estos eventos se presentan bajo fuertes estados emocionales.
La amigdala es una de las regiones de mayor integración con el resto del cerebro, y su función es central para la supervivencia del organismo. Esto es evidente por su anatomía, ya que resulta el núcleo central del cerebro con mayor cantidad e neuropéptidos. La importancia de ésto es que los neuropéptidos tienen un impacto mas prolongado en las funciones del sistema nervioso central, especialmente si comparamos con los neurotransmisores comunes. O sea, la amigdala no solo puede disparar estados emocionales rápidamente, sino que puede modularlos por largos períodos de tiempo, especialmente en ausencia de estímulos inhibitorios desde la corteza prefrontal.
Verdaderamente es curioso que se interprete como una función cerebral elevada, que la amigdala sea una región políticamente "caliente". Uno de los aspectos mas interesantes del procesamiento funcional de la amigdala, involucra su grado de respuesta al blanco de los ojos. La amigdala es sensible al tamaño del campo escleral, con la particularidad de que esta activación al detectar un incremento en el área blanca de los ojos ocurre aún cuando no somos conscientes de ese estímulo visual.
En resumen, la amigdala tiene un lenguaje propio, sobre todo independiente de los procesos mentales conscientes, y frecuentemente en desacuerdo con las otras regiones mas recientemente evolucionadas del cerebro. La amigdala puede responder rápidamente a muy limitada información, y es importante en la respuesta de sobresalto. Su actividad es también crucial en adecuar las respuestas a imágenes socialmente amenazantes y esto podría estar conectado con predisposiciones políticas. Dado que las actitudes políticas y sociales son heredables y que la actividad de la amigdala también se relaciona con la genética, variaciones genéticas conexas con la actividad de la amigdala podrían afectar ambas, las respuestas fisiológicas a las amenazas y las actitudes políticas producidas en función de las amenazas al orden social. (J. Hibbing, D. Oxley, K. Smith, J. Alford, V. Hibbing, J. Miller, M. Scalora, P. Hatemi (2008) Political Attitudes Vary with Physiological Traits. Science. Vol 321. September 2008. )
Hay evidencia que la amigdala tiene una pesada carga en actitudes raciales, que se correlacionan demasiado con actitudes políticas. Se observo una elevación en la actividad amigdalar en respuesta a la visión de rostros negros y blancos por parte de personas de la raza opuesta. Esta respuesta se muestra persistente durante repetidas visualizaciones de caras de razas opuestas (o sea no hay acostumbramiento), un resultado interesante en virtud de la fuerte persistencia de las actitudes racistas. Adicionando argumentos hacia el vínculo de la amigdala con actitudes racistas, se ha demostrado que la identificación de la raza ocurre mas rápidamente que la identificación de los rasgos faciales individuales.
No obstante, las tendencias racistas de la amigdala parecen tener un control. Se ha identificado que áreas de la corteza cerebral prefrontal en el hemisferio derecho actuarían inhibiendo la activación elevada de la amigdala en respuesta a la raza. Esto sugeriría una explicación a los mas altos niveles de prejuicio racial en los conservadores sobre los liberales, y apuntalaría la discusión sobre uno de los conflictos políticamente mas relevantes en el cerebro: entre la amigdala y la corteza prefrontal.
Una de las razones mas importantes que sostiene la hipótesis del cerebro izquierdo conservador y el derecho liberal, se explicaría por la asimetría en el funcionamiento de las amígdalas. En particular, la izquierda está mas especializada en el procesamiento del miedo que la derecha. Esta última muestra reactividad ante caras felices, cambio de posición de los ojos, y caras temerosas, sin mostrar preferencias significativas en reaccionar ante estas diferentes condiciones. O sea la detección de temor o felicidad generan similar respuesta en la amigdala derecha. En cambio la izquierda solo responde a la detección de caras temerosas. Mientras que la amigdala derecha reacciona mas rápidamente a un amplio espectro de estímulos y esta reacción se atenúa rápidamente, la izquierda mantiene prolongadamente la atención en estímulos amenazantes.
Un detalle interesante es que, junto con su diferenciación funcional, hay también una asimetría en la predominancia de neurotransmisores y por ende receptores entre ambas amigdalas, de forma tal que la izquierda tiene mayor presencia de dopamina y la derecha de noradrenalina y serotonina. Esto nos lleva a que la amigdala izquierda estaría mas asociada la sistema mesolímbico dopaminérgico.
Existe un trastorno mental denominado esquizofrenia paranoide en el que la hiperreligiosidad es uno de sus síntomas, esto se ha relacionado con una hiperfunción del sistema mesolímbico dopaminérgico asociado con una disminución en la actividad de la amigdala derecha. Esto, en virtud de la cercana relación entre conservadorismo político y hiperreligiosidad, sugiere un sustrato neuronal común entre ambos (A. Pinkham, J. Hopfinger, K. Pelphrey, J. Piven, and D. Penn (2008) Neural bases for impaired social cognition in schizophrenia and autism spectrum disorders. Schizophrenia Research. 2008 Feb;99(1-3):164-75. )
Los conservadores políticos se demuestran mas recelosos de los grupos externos que los liberales, lo que sospechamos se debe a la actividad de su amígdala izquierda. Además, los conservadores parecen ser mas reactivos a la comunicación verbal de mensajes de temor. Es interesante que la amigdala del hemisferio cerebral izquierdo es altamente reactiva a los mensajes de temor recibidos vía de la comunicación verbal, mientras que la amigdala derecha parece neutralizar esta tendencia (M. Gazzaniga ed. (2004) The Cognitive Neurosciences, MIT Press. Page 1006.).
Es además llamativo que los conservadores tienen una alta propensión a "consumir" programas de los medios de comunicación con alto contenido político, en relación con los liberales, y, el alto nivel de amenaza asociado con el contenido de esos programas incrementa la liberación de dopamina, particularmente en el sistema mesolímbico.
Ya dijimos antes, que la historia de la amigdala humana es también la historia de como la evolución neuronal integró el crecimiento rápido de la corteza prefrontal, con la filogenéticamente antigua y reguladora crítica de nuestras conductas, amigdala. La interacción es mutua, esto es, hay proyecciones de la amigdala en todas las áreas de la corteza prefrontal y viceversa. En situaciones de gran peligro, la amigdala puede interferir el funcionamiento de la corteza prefrontal, mediante la facilitación de la liberación de una hormona (ACTH). Este deterioro  de la actividad prefrontal fue demostrado en personas blancas con elevados niveles de prejuicio racial. Según parece, tanto más racista uno es, mas cognitivamente perturbado estará en la presencia de otras razas (J. Richeson, A. Baird, H. Gordon, T. Heatherton, C. Wyland, S. Trawalter, J. Shelton (2003) An fMRI investigation of the impact of interracial contact on executive function. Nature Neuroscience. Nov 2003.).
El dibujo neurológico de la corteza prefrontal está íntimamente ligado al sistema de recompensas, particularmente en la evaluación de la importancia y selección de diferentes grados de recompensa. Por lo que parece, su especialidad es por la recompensa y no por resolver diferencias entre distintos grados de castigo o la diferencia entre recompensa y castigo. La corteza prefrontal ventro medial y la amigdala que se hallan implicados en mantener niveles de recompensa relacionados con distintos tipos de alimentos y drogas, son parte de la red neuronal del cerebro para la generación de estados emotivos. Estos estados emotivos compiten con las áreas cerebrales que promueven estados cognitivos, como la corteza prefrontal dorsolateral derecha, lo que puede llevar a conflicto de intereses con la optimización del interés propio. Se ha demostrado que la corteza prefrontal ventro medial junto con la corteza temporal izquierdas, prefieren respuestas sesgadas por sobre el razonamiento puramente deductivo.
Así, la amigdala es una de las principales áreas del cerebro que promueven el interés propio, y como se vio, puede interferir fuertemente en la actividad prefrontal cognitiva que promueve el interés colectivo. Esto es particularmente visible en la actividad de la amigdala izquierda y su impacto en las preferencias político-religiosas, donde a menudo conduce a incongruencias entre creencias y actitudes. Es ésto visible en personas que reciben asistencia estatal y beneficios de los sistemas de salud públicos, que protestan del socialismo y de los planes de salud del gobierno. La amigdala izquierda junto con la corteza prefrontal ventromedial izquierda, son los dos mas prominentes contribuyentes de la hipocresía en los humanos.
Hay mas de 250 estudios que han encontrado que las actitudes conservadoras son promovidas por pensamientos de muerte. Esto, se propone, es el resultado directo de la activación de la amigdala izquierda, inducida por la contemplación de la muerte.
Dice Charles Brack: "... la reacción apocalíptica de muchos conservadores contra la presidencia de Obama tiene rastros de la amigdala izquierda escritos por todas partes. La respuesta amigdalar a las caras raciales opuestas, es el disparador del temor que muchos conservadores tienen por Obama. Las amenazas que comunican los conservadores son típicamente muy simples, consisten en evitar la activación de las áreas de procesamiento cognitivo mas elevado en el área cortical prefrontal, en favor de activar las zonas ventrales de la misma corteza, y las temporales, en base a frases simples de una o dos palabras, como pena de muerte, socialismo, comunismo, Hitler, Stalin, etc. Estas son además, palabras que han sido grabadas como amenazantes en nuestro cerebro, en épocas tempranas de la vida. Glenn Beck (un conductor famoso de radio y televisión en USA) se ha vuelto extremadamente eficaz en comunicar amenazas a los conservadores, mediante pizarras de escuela, análisis de palabras, y símbolos amenazantes. No hay dudas que él está cargando el sistema mesolímbico de dopamina entre sus muchos devotos fans, lo que funciona para incrementar el nivel de adhesión a él (por un mecanismo cerebral de vinculación similar al romántico), e irónicamente, incrementando la recompensa en sus cerebros.
Así, el anunciado próximo apocalipsis, nunca parece suceder, por mucho que quieran. Pero, esto no es realmente lo importante, ya que es el viaje, no el destino, lo que carga el sistema mesolímbico dopaminérgico".

Partidarios del Tea Party manifestando contra Obama


Nota: la contextualización conceptual de este apunte hace referencia obvia a la cultura norteamericana. De hecho los estudios mencionados fueron realizados por unidades académicas de ese país. Pero las conclusiones y la inevitable comparación con los medios y los políticos de nuestro país, es muy fuerte.
Como dirían al comienzo de la película: "cualquier similitud con hechos o personajes reales, es pura coincidencia..."
Agradecimiento: a Charles Brack, que posee el portal www.neuropolitics.org del cual se han extraído algunos conceptos y que gentilmente ha aceptado su reproducción aquí.